La antorcha de mi vida, como título de un poemario, es una luz proyectada sobre el camino elegido para dar paso a la libertad de sentimientos que se hacen poesía, y a su vez, desde esa
poesía, luz de nuevo, sobre una conducta humana que pone a Dios como meta irrenunciable.
La naturaleza, la obra de Dios, está presente en cada poema a través del paisaje, tocado por la metáfora para ser espacio soñado o realidad biológica, con presencias que se relacionan con el
amor.
La amistad, como virtud humana reflejada en una comunión de intenciones o de ideas compartidas.
La evocación de una historia social sobre la tierra dura y entrañable, en las que tiene sus raíces el poeta, que se extiende en un canto a la Patria Chica.
El fragor de una energía que destruye la obra humana y la vida misma.
Y así va el poeta desgranando sus emociones tras una fe permanente en todo lo creado como presencia de Dios.
Le asalta el temblor de lo inaudito en la contradicción del instinto más sublime, el de la madre. Lo llora.
Y sigue escribiendo sobre la luz. El sol durante el día. La antorcha para la noche. Quizás la luna.
José María Falgas Rigal
Hipólito Romero Hidalgo nace en Almadén (Ciudad Real) el 16 de junio de 1956, fecha en la que
llegó la televisión a España.
Es Ingeniero Técnico de Minas y Técnico Superior en Prevención de Riesgos Laborales en tres
especialidades, ejerciendo su profesión en Aguas de Murcia.
A los catorce años, siente en su interior el destello y el fulgor de "La Primavera" que como
manifestación del alma refleja en su poesía, plasmado en un compendio de poemas líricos de reconocimiento a Dios, por las cosas creadas, por lo que la creación del mundo le va encandilando;
posteriormente va penetrando en el sentimiento humano, con sus virtudes y pasiones
Esta página web ha sido creada con Jimdo. ¡Regístrate ahora gratis en https://es.jimdo.com!